Hace mucho tiempo, por allá, cerca de mis quince años, me sentía segura de mi cuerpo e incluso de mi busto. No tenía ningún tipo de información que me perturbara y que me hiciera sentir que necesitaba cambiar mi pecho para estar bien.
Así pasaron mis 20, 25 y 28 años, hasta que decidí tener un bebé. Sabía que vendrían cambios bruscos.
La lactancia materna exclusiva (LME) fue sin duda mi mejor decisión y al terminar el proceso con mi hijo, yo era otra persona. Cambié prioridades y por supuesto, estaba para mi pequeño al cien por ciento y me detuve a pensar en todos esos cambios que había experimentado al cabo de un año y medio.
Las que habían sido hermanas gemelas y me habían acompañado en el procesos de lactar, no tenían el mismo aspecto. Una más caída que otra, piel colgando y arrugada. Esta era la realidad de una mujer de casi 30 años. No la ocultaba.
Con el pasar de los meses tuve una gran determinación de saber que mi hijo me necesitaba fuerte, y con esos cambios tan bruscos tenía que buscar la manera de sentirme mejor conmigo misma.
Todo comenzó con el anhelo de operarme y pensaba en esa chica del pasado que de pronto no tenía el más mínimo deseo de hacerlo, pero la verdad es que ya era otra, sobre todo emocionalmente. ¡Quería sentirme mejor! con mi cuerpo y con mi sexualidad.
Decidí dar el primer paso, visitar a médicos especialistas. Luego tres visitas y muchas preguntas, elegí a quien sería mi médico. Tenía la determinación de hacerlo y el apoyo de mi familia.
Quería mejorar el estado de mis pechos y también ponerme algo de volúmen, por lo que se trataba de una mastopexia con aumento.
No buscaba un busto perfecto. Los médicos que visité me hablaban claro y de forma real. Sin promesas, porque ciertamente tenía una considerable asimetría.
Lo cierto es que di este paso y experimenté una nueva sensación. Sabía que se trataba de un cambio positivo y sobre todo, algo que yo anhelaba.
Hoy me siento plena, y más que nunca, convencida de que fue una maravillosa decisión que me cambió para siempre.
Para llegar a esta decisión, respeté el proceso de mi cuerpo y sus tiempos. El momento en el que sabía que para ser madre no podía dejar de ser mujer. Hay quienes pueden pensar que es un capricho, y es completamente respetable. En mi caso, siento que ha sido una necesidad.
Si quieres dar el paso y no lo tienes muy claro, puedes escribir a mi email y con todo gusto puedo orientarte a través de mi experiencia como madre primeriza sometida a esta operación. quieretemami@gmail.com